La cirugía de clavícula es un procedimiento para reparar fracturas o dislocaciones en el hueso clavicular, utilizando placas, tornillos u otros dispositivos ortopédicos para estabilizar y alinear el hueso.
Se requiere cirugía cuando la fractura es grave, desplazada, o cuando no responde bien a los tratamientos conservadores como el uso de un cabestrillo. También es necesaria si hay riesgo de dañar estructuras cercanas como nervios o vasos sanguíneos.
Generalmente, se hace bajo anestesia general. El cirujano realiza una incisión sobre la clavícula fracturada, alinea los fragmentos de hueso y los asegura con placas de metal y tornillos.
La recuperación completa puede tardar entre 6 y 12 semanas, dependiendo de la gravedad de la fractura y de la salud general del paciente. El paciente necesitará rehabilitación física para recuperar la movilidad.
Las complicaciones pueden incluir infección, daño a los nervios, no unión del hueso, rechazo del material quirúrgico y dolor crónico.
Después de la cirugía, el dolor es común, pero se maneja con analgésicos. La mayoría de los pacientes experimentan una reducción significativa del dolor conforme avanza la recuperación.
Usualmente se emplea anestesia general, lo que significa que el paciente estará completamente dormido durante el procedimiento.
La cicatriz dependerá de la técnica utilizada y del cuidado postoperatorio. Generalmente, las cicatrices son pequeñas y se desvanecen con el tiempo.
Dependerá del tipo de ejercicio. Actividades ligeras pueden comenzar a las pocas semanas, pero el ejercicio de alto impacto debe evitarse hasta que el médico confirme la completa cicatrización del hueso.
La fisioterapia después de la cirugía se centra en restaurar la fuerza y el rango de movimiento del hombro y el brazo, y generalmente se comienza unas semanas después de la operación.
Muchos pacientes pueden regresar a casa el mismo día de la cirugía, aunque algunos casos pueden requerir una hospitalización más prolongada, dependiendo de las complicaciones.
En las primeras semanas, es común experimentar dolor e incomodidad, pero con la inmovilización y medicamentos adecuados, estos síntomas suelen mejorar progresivamente.
Las placas de metal y los tornillos son los más comunes. En algunos casos, se pueden utilizar clavos intramedulares para mantener la clavícula en su lugar mientras sana.
La mayoría de las personas pueden volver a conducir de 4 a 6 semanas después de la cirugía, una vez que hayan recuperado la movilidad suficiente y puedan hacerlo sin dolor.
Una fractura no tratada puede provocar una mala alineación del hueso (consolidación en mala posición), limitación de movimiento y dolor crónico.
Su médico puede recomendar cirugía si la fractura es desplazada, si hay fragmentos de hueso o si el tratamiento conservador no proporciona resultados satisfactorios.
No hay ninguna contraindicación directa para volar después de la cirugía, pero se recomienda esperar al menos unas semanas, hasta que haya una mejor movilidad y menor riesgo de complicaciones.
Sí, es posible retirar el hardware ortopédico, pero solo si causa molestias o si el médico lo considera necesario. No siempre es recomendable si no hay síntomas molestos.
Esto dependerá del tipo de trabajo. Las personas con trabajos de oficina pueden volver al trabajo en 2 a 4 semanas, pero aquellos con trabajos físicamente exigentes pueden necesitar esperar entre 6 y 12 semanas.
Seguir las indicaciones médicas, asistir a las sesiones de fisioterapia, mantener una dieta saludable y evitar actividades que puedan poner en riesgo la zona operada son esenciales para una recuperación rápida y efectiva.
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